Cada musa, inspiradora flor que motivaba a los trovadores a cantarles décimas acompañados de la magistral e imponente figura de la mejorana, acentuaron con su baile y donaire y con el atavió orgulloso de la fastuosa pollera, cada festival que ha transcurrido en los anales de la historia de la identidad panameña.
Corría el año de 1994, cuando Guararé se preparaba para el Cuadragésimo Cuarto Festival Nacional de la Mejorana, cuando en medio de los famosos escrutinios, otra reina nacía para la historia de la fiesta del folclor: Arcenia Maray Espino Vargas, hija del pueblo de Guararé, criada en el popular Barrio de El Jobo y de descendencia tonosieña, fue victoriosa en la contienda y se convertía en la reina del festival guarareño.
Si hay que destacar un punto inigualble de esta fiesta, fue la algría de la reina, y
Hija meritoria de su pueblo, supo llevar con honor y orgullo la diadema del festival folclórico más importante de la república, destellando con su sonrisa y carisma a las miles de personas que abarrotaron el pueblo de Guararé para ese año. Desde su coronación, hasta el imponente desfile de carretas, y la gallota, fue una reina que dio todo para que su pueblo y el cuadragésimo cuarto festival fueran sinónimo de éxito pero sobretodo de amor al folclor y de resguardo de las más auténticas tradiciones.
Recordar es vivir, loor a Su Majestad Arcenia Espino, otra reina recordada del Festival de la Mejorana, que con amor orgullo y respeto dejó en alto, el nombre de Guararé y ratificó que la cultura santeña es parte fundamental del desarrollo cultural y de la identidad del Istmo de Panamá.