Fello Escudero, El Rey de la Cumbia, deleita a su fanaticada. Foto: Cortesía de la página Cumbia Montañera. |
La lluvia golpeaba con fuerza, el zinc de la casa de Felicio Peralta, allá en El Jobo de Guararé, en la provincia de Los Santos. Serían las seis de la tarde, cuando ya el sol era obligado a esconderse por las nubes de los singulares ocasos del mes de septiembre, en esa tierra llena de colorido folklore. La radio encendida vibraba y mi mamá, Fana salomaba mientras fregaba los "trastos" para servir la cena. "Son las flores del camino, las que me hacen recordar". Era Fello Escudero el que ejecutaba el acordeón y Leonidas la dueña de esa gran expresión tradicional: la soloma. La voz en la radio, daba la hora, "seis de la tarde con 15 minutos en Radio Mensabé, el sentir de lo nuestro", decía el locutor, la música seguía sonando con más fuerza como si traspasara las fronteras del universo.
Parecía que Alfredo Escudero, estuviera tocando al lado de la casa. Era tan prístino el sonido de sus acordes, que enmudeció a toda la casa. Es que la cumbia montañera, esa que toca Fello, que para algunos suena aburrida, para los que amamos a nuestra tierra y la esencia de nuestra música, nos hace vibrar el alma. Tendría yo 15 años cuando le presté atención a su música y fue cuando escuché aquella frase: "Es el único artista que para mí, hace hablar el acordeón, no hay baile, ni hay grandes bocinas, ni luces, solo el buen acople de un conjunto", fueron las palabras de mi mamá.
Hoy lo ratificó; hay buenos artistas en Panamá, hablando de la música típica; unos más famosos que otros, pero quien haga vibrar el acordeón con aquellas estelas de la montaña campesina, solo Alfredo Escudero, el Montañero mayor.
Las flores del camino, es tan solo uno de los cientos de éxitos que ha labrado Fellón, junto a Leonidas y los Montañeros, por más de 40 años. El centinela de la cumbia, quien ha sabido preservar la esencia del campesino a través de su música y de sus letras.
Dile que tienes novio, Alma vacía, Si no te apuras te quedas, No te puedo olvidar, Las huellas de mi vida, Manantial del Alma, Soñando con tu amor, Llano verde, Pasión Justiciera, Cidila Domínguez, Habemos hombres buenos, Dejen vivir al viejo, Dile que no lo amas y las grandes leyendas musicales Por qué desprecias mi amor, El Mogollón, Canajagua Azul, La Tierra de mis sueños, Hay que pedir consejo, Pueblo Nuevo, Coralia, La Normalista y Tatuaje en el alma; es que son tantos los temas, tantas las historias musicales que reflejan el alma montañera de Alfredo Escudero, el hijo grande de San José de Las Tablas.
Su alma gemela, su "amor sagrado", la gran Leonidas Moreno, la saloma más poderosa que ha dado la historia de la música panameña actual. Un complemento perfecto para que viejos y jóvenes y quienes en verdad saben y gustan de la música tradicional y popular de Panamá, abarroten los lugares donde tocan los Montañeros.
Dile que tienes novio, Alma vacía, Si no te apuras te quedas, No te puedo olvidar, Las huellas de mi vida, Manantial del Alma, Soñando con tu amor, Llano verde, Pasión Justiciera, Cidila Domínguez, Habemos hombres buenos, Dejen vivir al viejo, Dile que no lo amas y las grandes leyendas musicales Por qué desprecias mi amor, El Mogollón, Canajagua Azul, La Tierra de mis sueños, Hay que pedir consejo, Pueblo Nuevo, Coralia, La Normalista y Tatuaje en el alma; es que son tantos los temas, tantas las historias musicales que reflejan el alma montañera de Alfredo Escudero, el hijo grande de San José de Las Tablas.
Su alma gemela, su "amor sagrado", la gran Leonidas Moreno, la saloma más poderosa que ha dado la historia de la música panameña actual. Un complemento perfecto para que viejos y jóvenes y quienes en verdad saben y gustan de la música tradicional y popular de Panamá, abarroten los lugares donde tocan los Montañeros.
Son ya más de 44 años de cumbia pura, de música que alegra el alma y revive el corazón. Un legado tradicional que pocos, solo muy pocos podrán lograr. De seguro, entrará al Salón de la Fama de la música típica de Panamá. Y es que su singular voz, se ajusta a la medida de las notas del acordeón. Un hombre bendecido, casi nadie tiene esa capacidad de hacer llorar a su público, de recordar estampas del pasado y de soñar con un mundo mejor, solo al ejecutar el acordeón y Fello lo hace.
Son incalculables las vivencias que miles de panameños han experimentado en esos tradicionales bailes de Alfredo Escudero. Se formaron familias, amistades y vidas. El rey de la cumbia hace estremecer a las multitudes; quienes se olvidan de los problemas y se abandonan a un estado de alegría, buena música y sobre todo de pura tradición.
Hoy muchos años después, Fellón Escudero sigue, no se detiene; el estandarte de su cumbia montañera recorre todo el país. Llano de Piedra en Macaracas, La Palma de Las Tablas, Ocú, El Festival de la Mejorana en Guararé, la 24 de diciembre. Innumerables lugares en los que Alfredo Escudero ha hecho historia y ha dejado plasmado las huellas inmortales de su legado.
Mama Fana, ya un poco más viejita jejeje, sigue escuchando a Fello, sigue contándonos anécdotas de la leyenda del Rey de la Cumbia. A ella le doy gracias por haberme inculcado el amor por las tradiciones de mi tierra y por las buenas cosas. La música de Alfredo Escudero es una de ellas. Un sentimiento hecho canción. Es inigualable e inconfundible el sonido de su acordeón, una perfecta melodía que es medicina para el espíritu. Quizás Fello, no sea un hombre perfecto, pero es el único panameño que hace hablar al acordeón.
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