viernes, 26 de junio de 2009

SANTA LIBRADA Y EL CARNAVAL TABLEÑO

Las Tablas. Los Santos. El despertar de un nuevo día en la famosa ciudad de Las Tablas, pareciera una rutina más; pero dentro de sus calles, en sus caseríos, en cada esquina, se recrea un pasaje que mueve la mente y despierta el corazón; un legado heredado que enriquece el orgullo de ser panameño. Grandes historias edifican la cultura de la tierra donde se celebran los carnavales más famosos de Panamá.
Desde la Bolívar, sede de la Tuna más antigua del país, y propulsora del carnaval en toda la república de Panamá; la Calle Arriba de Las Tablas, es parte esencial en el resguardo del preciado tesoro ancestral que como centinela, protege esta tierra.
El pueblo tableño destella a través de sus anales, riqueza costumbrista, religiosa y folklórica, con fuertes arraigos de la Hispania. Tesoro fundamental para el fortalecimiento de la tradición panameña
Pero entre todo, dos cosas hacen muy famosa a la ciudad de Las Tablas, los carnavales y las fiestas patronales de Santa Librada, la patrona del folklore; y por cuestiones del destino la historia nos dice que estos dos acontecimientos de la cultura interiorana se entrelazaron en aquel memorable comienzo tableño.
Las historias que prevalecen de generación en generación hasta hoy, son cofres llenos de joyas invaluables que enaltecen el valor religioso y costumbrista de este terruño; protegido por grandes guardianes, fieles amantes del folklore y la idiosincrasia tableña. Hombres y mujeres, muchos pertenecientes a la distinguida tuna de la Calle Arriba.
Baluartes que han contribuido a engrandecer las creencias de fe y tradición. Muestra de ello, la gran figura de Aida María Díaz, mujer distinguida de la Calle Bolívar, que en su libro Santa Liberata de Las Tablas, narra los inicios de la devoción a la virgen mártir, y de cómo nació la pulla entre lo que es hoy la Calle Arriba y la Calle abajo de Las Tablas.
Cuenta la historia preservada entre generaciones, que a mediados del siglo XVII, llegó al puerto de Mensabé una maltrecha expedición, encabezada por Gil Jacinto de Barahona, los navegantes encallaron en estas costas, en medio de batallas contra piratas ingleses. Junto a ellos traían una imagen: era Santa Liberata.
Ayudados por unos lugareños, llegaron al caserío conocido como La Ermita de la Santa Cruz, donde existía un altar; allí se veneraba La Santa Cruz, La Virgen María y San Isidro Labrador. Los nuevos habitantes construyeron sus casas con las tablas de las naves donde se habían embarcado (de allí el nombre de Las Tablas); y como agradecimiento a la Santa que traían consigo prometieron colocarla en la primera capilla que encontraran.
Es allí donde nace la pugna, pues los devotos de la santa Cruz y primeros colonos se negaron a recibir a la santa en el altar. Desde ese entonces inicia una rivalidad entre los devotos de Santa Liberata y los de la Santa Cruz. Pero tiempo después, sucedieron acontecimientos extraordinarios, que según las creencias realizó la santa gallega, así nace Las Tablas con Santa Liberata como la p
atrona oficial del pueblo.
A todo esto, las pugnas siguieron como una tradición, y se celebraban en las fiestas patronales de la virgen gallega, pero por órdenes del gobierno religioso, se decidió cambiar la fecha de estas pugnas de tunas o estudiantinas para los días antes de la cuaresma.
Quedando la tradición así: los de la Calle Arriba, que representaban la devoción a Santa Librada, y se les denomino de arriba por estar mas lejos del mar; y los de Calle Abajo, devotos de La Santa Cruz, a los cuales se les denominó de abajo por estar más cerca del mar.
El legado continúo, el fervor por Santa Librada creció enormemente, igual la fama de las llamadas tunas de Calle Arriba y Calle Abajo de Las Tablas. La fe y la tradición crecieron de la mano, y el pueblo se hizo un nombre, famoso por la hermosa virgen patrona, santa milagrosa, legado de Galicia; destellante por sus bellas mujeres y hombres trabajadores; y alegre por tener los mejores carnavales del país.
Durante los primeros años del siglo XX, se escogía una reina del pueblo, que presidía las fiestas del carnaval, siempre manteniendo la tradición de las otrora estudiantinas. En 1950 nace desde la Bolívar, la Tuna distinguida de la Calle Arriba de Las Tablas, pionera del carnaval en la república de Panamá, y portal por donde han desfilado 56 hermosas soberanas, que sobre sus sienes llevaron con orgullo la diadema del Palacio de los Tulipanes.
Hoy sigue nuestra devoción por Santa Librada que es portento de orgullo, donde la fe crece más y más, pues miles de panameños llegan a Las Tablas cada 20 de julio para venerar a la mártir gallega.
El carnaval tableño continúa fortaleciendo la idiosincrasia popular de la región santeña, mosaico pintoresco que engalana a la cultura del nuestra república; la fiesta más fastuosa y famosa de todo Panamá, donde la Calle Arriba de Las Tablas, marco un hito, dentro de la tradición festiva y folklórica de la vida istmeña, al consagrarse como la primera tuna y matrona del carnaval en este país.
Viva Santa Librada, patrona de la Calle Bolívar, patrona de Las Tablas, reina del folklore; honra a los propulsores de la Calle Arriba, la tuna de la gente distinguida, legado inmortal para la cultura panameña

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